Canadá debe obtener beneficios en las conversaciones sobre el TLCAN

Por Gregory Boyd

Probablemente fue el mayor beneficio de Canadá en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN): una manera de resolver en forma justa los conflictos intrafronterizos, especialmente aquellos con el poderoso vecino del sur. Ahora este beneficio forma parte nuevamente de las conversaciones, y la pregunta es, ¿qué otra cosa podría ceder Canadá para conservarlo?

Los negociadores de Estados Unidos, Canadá y México empezaron a trabajar en la nueva versión del TLCAN la semana anterior y concluyeron la primera ronda de sesiones a puerta cerrada el fin de semana pasado. La tarea de lograr un acuerdo parece abrumadora; la posición oficial de Estados Unidos al inicio de las conversaciones incluye una “breve” lista de más de 100 cambios requeridos para “revisar” y “renegociar” el acuerdo. El mensaje de los dirigentes de Canadá y México se formuló con un lenguaje menos específico al hablar de la necesidad de “modernizar” y “reformar” el acuerdo.

La diferencia del mensaje fue obvia en el evento de apertura oficial llevado a cabo el miércoles de la semana pasada, cuando el representante de comercio de Estados Unidos, Robert Lighthizer, utilizó algunas palabras duras para describir el acuerdo firmado hace 23 años. Él dijo: el TLCAN “defraudó a muchos, muchos norteamericanos”, y agregó: el presidente Trump “no está interesado en hacer simples ajustes a las disposiciones y actualizar un par de capítulos”.

Sin embargo, algunos observadores especializados, entre ellos el economista en jefe de Scotiabank, Jean-Francois Perrault, advierten que no se debe prestar demasiada atención a tal retórica. Independientemente de la posición pública, el éxito o fracaso de las conversaciones privadas reside en las concesiones y beneficios que se realicen en las mismas.

No obstante, es poco probable que Canadá haga la siguiente concesión: el sistema de resolución de conflictos del TLCAN en relación con el comercio y las inversiones. Los paneles y tribunales de este sistema someten los argumentos a consideración de reconocidos expertos, quienes determinan si las acciones de una empresa o gobierno (por ejemplo, supuestos casos de dumping, subvenciones injustas y otras barreras comerciales) infringen el acuerdo general.

La perspectiva de Canadá sobre la necesidad de contar con árbitros capacitados no ha cambiado desde que el gobierno de Mulroney estableció paneles similares como parte del Acuerdo de Libre Comercio entre Estados Unidos y Canadá (CUSFTA) establecido en 1987, que sentó las bases del TLCAN. Este requisito fue tan firme que las conversaciones sobre este tratado de libre comercio estuvieron a punto de interrumpirse debido al mismo.

“La idea de que hay un mecanismo para resolver los escollos y conflictos comerciales es una base fundamental de un acuerdo comercial”, afirmó Jean-François Perrault, Economista en Jefe de Scotiabank, quien agregó que un sistema de resolución de conflictos más desarrollado se incluyó en el nuevo acuerdo comercial entre Canadá y la Unión Europea. La administración de Estados Unidos parece que no está de acuerdo con lo anterior. Cuando el representante de comercio Lighthizer publicó oficialmente el Resumen de objetivos de la renegociación del TLCAN el 17 de julio, especificó claramente el punto siguiente: Eliminar el Capítulo 19 sobre el mecanismo de resolución de conflictos.

“El hecho de que los norteamericanos hayan incluido este tema en las conversaciones es una preocupación seria para el gobierno canadiense y para el gobierno mexicano”, señaló Perrault. “La idea detrás de estos temas es que, si se firman acuerdos comerciales internacionales, se necesita cierto mecanismo legal supranacional para garantizar que el país cumple con sus compromisos, así, no se depende de los resultados del sistema comercial de solución jurídica de Canadá o del sistema comercial de solución jurídica de Estados Unidos o bien del sistema comercial de solución jurídica de México. Se dispone de un tercero experimentado que gobierna sobre la base del acuerdo firmado.”

¿Qué podría conceder Canadá?

Hay motivos para creer que el desagrado de la administración de Estados Unidos por los paneles de expertos obedece tanto a consideraciones políticas como a la realidad comercial. En primer lugar, normalmente los norteamericanos ganan.

“No solo ganan la mayoría de veces”, dijo Perrault, “las pocas veces que hemos ganado, los norteamericanos, en general, no han implementado la decisión. La madera blanda es un buen ejemplo de eso”.

Además, Perrault señaló que hay pocos indicios de que la comunidad empresarial de Estados Unidos considere a los tribunales como un problema.

“Me parece que la comunidad empresarial en Estados Unidos valora este aspecto del acuerdo, ya que este les brinda protección contra las acciones que hemos tomado; además, ellos han ganado la mayoría de casos que han planteado”, agregó. “Así, los norteamericanos se han beneficiado de este mecanismo más que nosotros”.

Sin embargo, los dirigentes políticos hacen seguimiento a las negociaciones del TLCAN con sus propias agendas y sus propios calendarios: la elección general en el verano de 2018 en México y las elecciones del Congreso de Estados Unidos en el otoño boreal de 2018 han infundido una atmósfera de urgencia en las conversaciones. En caso de que aumente la presión para lograr un acuerdo en un plazo dado, ¿qué podría conceder Canadá a fin de conservar el sistema de resolución de conflictos?

Perrault manifestó que hay dos piezas de negociación que podrían tener un impacto considerable en los consumidores y las empresas: compras transfronterizas y normas en materia de propiedad intelectual. Ambas tienen valor de negociación, pero ambas podrían ocasionar problemas al gobierno de Canadá.

El tema de compras transfronterizas se fundamenta en la propuesta de Estados Unidos de que Canadá y México armonicen sus normas sobre el valor de bienes que los consumidores pasan por la frontera o reciben del extranjero sin pagar impuesto. Usando una expresión legal a esto se le denomina en latín: reglas de minimis, a las cuales en lenguaje contemporáneo se les podría denominar mejor “límites de Amazon”.

Actualmente, los canadienses pueden hacer compras en línea en un establecimiento minorista estadounidense hasta por $ 20 sin pagar impuesto. Para los compradores mexicanos el límite libre de impuestos es de USD 300 aproximadamente. El límite estadounidense es de USD 800. Aumentar de manera significativa este límite en Canadá podría tener un impacto enorme en el sector minorista, que emplea más de uno de cada diez trabajadores en Canadá; las compras en línea en Amazon y tiendas afines son bastante más baratas para los canadienses.

Esta es una decisión difícil para el gobierno, dijo Perrault: “¿Se hace algo con un claro beneficio para los consumidores frente a las empresas, o se hace lo contrario?

Las normas en materia de propiedad intelectual son otra preocupación muy sensible y permanente para los canadienses: los costos de los servicios de atención médica. La propiedad intelectual incluye las patentes de medicamentos, cuyas normas en Canadá son muy diferentes de aquellas en Estados Unidos.

“Contamos con menores protecciones de patentes de medicamentos y patentes en general en comparación con Estados Unidos, por lo tanto, tenemos una industria de medicamentos genéricos más dinámica”, declaró Perrault. “Los estadounidenses quieren cambiar esto. Así, esta medida podría aumentar los precios de los medicamentos”.

Transformar el sector minorista y aumentar los costos de medicamentos podría tener serias repercusiones. Sin embargo, sería más serio si fracasan las negociaciones del TLCAN. La imposibilidad de resolver las diferencias de los tres países podría tener graves consecuencias, desestabilizar la zona económica del continente con una población de 470 millones, que genera un cuarto del PIB mundial.

Semana próxima: Evaluación de los riesgos de fracaso de las conversaciones y brechas para lograr un consenso sobre los costos y beneficios del TLCAN.