Historia Por qué dono

Un proceso de compasión y cambio

Mi camino hacia la filantropía comenzó en 2016 cuando mi sobrino fue diagnosticado con trastorno del espectro autista. Esta revelación cambió profundamente el curso de la vida de mi familia, y en nuestra búsqueda por brindarle la mejor atención posible, enfrentamos numerosos desafíos en Trinidad y Tobago. En ese momento, a principios de los años 20, la calidad de la atención y el acceso a las instalaciones para niños con necesidades especiales eran prohibitivamente caros o geográficamente fuera del alcance. Nuestra búsqueda persistente nos llevó a una notable Organización No Gubernamental (ONG) conocida como Autism Place, que ofrecía servicios incomparables a un costo razonable, destacándose como un faro de esperanza y apoyo en el lugar.

La atención excepcional que nos brindó Autism Place encendió una chispa dentro de mí, lo que provocó un profundo deseo de contribuir a la causa. Comencé ofreciendo mi tiempo como voluntaria, que pronto se convirtió en contribuciones financieras para apoyar diversas actividades. Estas incluyeron el patrocinio de terapia ocupacional para varios niños y familias, cubrir el costo de los niños para asistir a campamentos de verano y proporcionar recursos de cuidado personal para los padres. Este compromiso me permitió presenciar de primera mano el impacto positivo que dicho apoyo tuvo en las vidas de estos niños y sus familias.

Mi camino filantrópico adquirió nuevas dimensiones cuando quedé embarazada. Hice un voto para asegurarme de que mi hijo creciera entendiendo el valor de todas las personas, independientemente de sus diferencias. Para inculcar estos valores, comencé a involucrarlo en las actividades de Autism Place, dándole la oportunidad de interactuar con los niños y aprender la importancia de la empatía y la inclusión desde una edad temprana.

Pasión por el medio ambiente

Además, mi pasión por la conservación del medio ambiente comenzó al inicio de la pandemia de COVID-19. Estaba decidida a enseñarle a mi hijo los orígenes de los alimentos y la importancia de las prácticas sostenibles. Esta dedicación me llevó a enfatizar la relevancia de cultivar nuestros propios alimentos, no solo para beneficiar al medio ambiente, sino también para enriquecer la vida de quienes nos rodean.

Como parte de este compromiso, me involucré activamente con el GRE Enviro de Scotiabank, canalizando mis esfuerzos hacia la sostenibilidad ambiental y la educación. Uno de mis últimos proyectos personales se centra en una iniciativa de banco de alimentos, y mi objetivo es comenzar a cultivar plántulas y distribuirlas a escuelas y ONG con necesidades especiales sin costo alguno, combinando así mis pasiones, apoyar a los niños en el espectro y el medio ambiente. Esta iniciativa está diseñada para empoderar a estas organizaciones para que sean autosuficientes, protejan el medio ambiente, apoyen la rehabilitación de niños y adultos con necesidades especiales y, potencialmente, proporcionen una fuente adicional de ingresos.

Marcar juntos la diferencia 

A través de mi trabajo filantrópico con Autism Place y el GRE Enviro, he buscado ser el cambio que deseo ver en el mundo. Al combinar mi pasión por la defensa de las necesidades especiales y la conservación del medio ambiente, me esfuerzo por crear una sociedad más inclusiva, sostenible y compasiva. Espero que estos esfuerzos inspiren a otros a tomar medidas paso a paso y marcar una diferencia significativa en sus comunidades.

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